...junto a todo un enjambre de abejas-besos buscando suelo donde verterse, tierra fértil para sembrarse, atarse, nido para acunar con hambre de saliva-miel los hijos e hijas de sus ganas.
Anduvo siglos, rodó, buscó y se posó en el valle de una mano solitaria, desnuda, transparente. Se regó entre las ramas de sus dedos andaluces-mayas-chorotegas... se entregó y se sintió agradecido.
Pero el beso era ambicioso, y quería más, y más, y más y trepó el brazo, la axila, el vello... deslizó la lengua por la oreja silenciosa. La penetró. Tras de sí se vertió la catarata de abejas bailarinas, se soltaron las exclusas, se rompieron presas, se quebraron los diques que acusiosos ingenieros habían construido con devoción de clérigo.
Allí no hubo más urgencia, ni beso...sólo cantos y flores.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario