domingo, marzo 25, 2007

Recapitulo

De una tarde, una noche, un día, otra noche y otro mediodía juntos para sumar tan sólo, tan sólo dos días juntos, recapitulo:

1-tu voz
2-tu mirada
3-mi mano en tu nuca.
4-tu espalda.
5-los ojos claros de una madre
6-el miedo.
7-la alegría infinita de tenerte por un rato sólo para mi y el paisaje.
8-la montaña
9-abajo el golfo
10-las islas
11-el mar
12-tu risa
13-tus ojos cerrados, siempre cerrados
14-de nuevo mis manos atrapando el aire
15-los ramos amarillos que cuelgan de los árboles
16-el viento poderoso.
17-tu risa y las estrellas.
18-tus manos y la Osa Mayor
19-el frío
20-mi cuerpo temblando
21-tus ojos cerrados
22-mi desvelo
23-tu sueño
24-un libro
25-tus ojos cerrados y mi desvelo
26-el viento, la luz y la mañana
27-el muro, la piedra, tus ojos cerrados
28-tus gestos dulces
29-tus sombreros
30-la línea que tejen mis ojos de araña buscando los tuyos
31-tus ojos cerrados
32-el viento
33-vos desatando nudos y atando otros.
34-tu beso que me evade y tu mano que me busca.
35-tu abrazo que me huye y tu palabra que me acompaña y me nutre, me alivia, me sana.
46-tu ternura inevitable.
47-el desconcierto de tu silencio.
48-el concierto de tu risa.

Nada de lo que ha sido ha sido por nada.
Nada de lo que ha pasado por nada ha pasado ni pasado queda. Nos queda adentro, es parte de lo que somos y hemos sido.

A mi, ruidosa tejedora de palabras, me llevás en tu maleta. Soy tu genia en la botella. Es cosa de frotarla en la pancita y estaré allí para cumplirte tres deseos. De nuevo. Como siempre, y felíz. No hay evidencia mayor que tu angustia, tu duda, tu enojo guardado.

De vos embarazada quedo, con vos adentro haciéndome mayor, recorriéndome dulce, lechoso, blanquecino, despacito, en cada territorio interno, cada cavidad , cada bajada, cada subida.

El viaje comenzó hace miles de años. La última vez nos quedamos de ver ante un caballo blanco. Vestida igual de blanco te monté como nunca he montado nada. Vestida de blanco me regué por vos, te regaste en mi, con los ojos cerrados, cerrrados en cada gemido. En cada lágrima de gozo se me iba una vida y me volvía otra. Tus manos pájaros domando el ritmo desesperado que me nace en las caderas.

Te hubiera recorrido la vía láctea entera, todas las estrellas para nosotros encendidas. Todos los abismos superados, todo el miedo vencido, toda la suerte echada por la piel, todas las espadas depuestas, rotas...y los más delicados cantos arrullándonos.

Te hubiera vivido yo felíz todos los mares, todos los cachos de luna, las preguntas, las venus todas.

Cuando desperté ya no te vi pero te me quedaste en la tinaja. Pedí al cielo que mis pechos duros fueran la profecía de la vida... el regalo de un pedazo de amor creciéndome allí donde tu río blanco de animal dormido se desborda cada vez que quiere.

Al cielo le di permiso de hacer y des-hacer en mi cuerpo lo que quisiera. Hice un pacto con él, de noche y desnuda. A la luna le rogué que fuera cierto, que tanto esfuerzo solitario por escalar esas paredes me llevara al enlace de una célula multiplicándose, abierta.

Un hijo tuyo, una hija tuya. Era tiempo ya. Lo he deseado tanto.

Lloré la persistencia de la humedad entre las piernas, las estrellas brillándome en los muslos.
Acepté.

Desperté de nuevo hoy por la mañana. Estaba sangrando - y no había ya luna y no era el tiempo-.

Estaba sangrando como siguen sangrando todas las que esperan.

4 comentarios:

Unknown dijo...

Me revolcó este poema, es tan intenso, tan no sé qué. Intento en este momento buscar una palabra qué poner y solo tuve un lapso de agua ante los ojos.

Hermoso, de veras

Anónimo dijo...

quiero ser hilo para que tejas conmigo y me unas a otros y que todo cobre sentido, al fin...

Anónimo dijo...

intenso a morir.

Julia Ardón dijo...

Ay...