sábado, diciembre 08, 2007

Almuerzo formal en Santa Ana

Expectante acudí al mediodía recién bañada
imaginando en otros ojos encontrarme
los busqué y no fue posible.
No hubo anzuelo, ni puente, ni llamado
sólo el cordial “salud” de dos copas de vino
sin encanto , secas, desencontradas.

Cuando el salonero trajo calamares
una mano con anillo tomó la mía
para agradecer por la comida.
Solamente.
Cuando trajo el pan no hubo delicia
sino urgencias de baño,
de basuras en los ojos,
de anécdotas y relatos cotidianos.
Ruido.
El que intenta llenar el silencio
y termina siéndolo.

¿ Vos lo sentiste?
Yo sí. Muy hondo.

Hubo un momento en que no supimos
qué decirnos.
Pasó un ángel cortando el mar rojo entre los dos.
Fue cuando me dijiste:
“Sos una linda persona”
y “sos linda físicamente también”,
como si fuera necesario
hacer la aclaración.
(Cortesía de caballero con agenda ocupada,
alianza dorada de casado y un vuelo que salía al día siguiente.)

Cuando el plato fuerte llegó
lo que quedaba era comer.
De nada sirvió mi intento
de iniciarte en la rúcola con serrano y parmesano,
el despertar sensual de la lengua ante el pellizco del queso,
el sorbo de vino rojo mojándonos los labios
tan distantes.
Ni siquiera operó como debía
tu pasta afrodisíaca con mariscos.
Hizo falta más tiempo.
O no.

No hubo postre.
No hubo ganas.
Nadie quiso estirar las horas,
multiplicar ningún ánsia,
extender el abrazo,
coger el codo,
horizontalizar aquello…
desesperarlo, despeinarlo.

Tan solo fue un mediodía amable, cortés, sereno y apagado.

Apagado.

Hubo una pizca de sal más tarde.
Un mensaje confuso,
el teléfono sonando varias veces.
El no atreverse.

El Miedo.

A lo más que llegué yo fue a inclinarme
un poco más hacia adelante
mientras te despedías.
A lo más que vos llegaste
fue a intentar la telepatía.

El lenguaje del cuerpo
a veces no logra ser tan elocuente
como las palabras.

Pese al abrazo tímido
y al beso urgente,
nadie quiso ser culpable del riesgo
ni atarse al pecado
ni tragar ninguna piedra.


Ni vos, ni yo.

Los dos tampoco.

14 comentarios:

Unknown dijo...

Uf, se siente el espacio que se corta con la mano al leer el relato.

Enfin.....

Qué labios más secos, qué vino más poco afrodisíaco, generalmente ese siempre está en la cava de quien no tiene anhelos, no quiere asomarse a la aventura, quien tiene miedo, y me parece, ese es él

besos

Julia Ardón dijo...

Gracias, hermanita, por leer.
A veces todo cobra sentido hasta que lo compartís y la agudeza de otra mirada de dice lo que siente, que cuando es honesto, se acerca, casi siempre, a la verdad.

la verdad , la verdad...no es la muerte de una ilusión, sino de la ilusión de tener ilusión de nuevo.

jajaj

Cariñillo, de ese, nada más. No estoy acostumbrada a tanto comedimiento.

jajjaja

Anónimo dijo...

me recordó a "los formales y el frío"

Anónimo dijo...

A veces una tiene tantísima hambre que está dispuesta a tragar piedras, aunque ninguna olla de presión ni de cocimiento lento sea capaz de suavizarlas.

Anónimo dijo...

Ay.charita.

bajamar dijo...

me gusta el comentario de Silvia...

ni comerlas, ni apedrear con ellas. talvez aprender a pasarlas por ensima como si fueran huevos..y uu que dificil, si.

un abrazo

Andrés A. Villalobos Vargas dijo...

una cena sin postre, un almuerzo pesado...

Julia, a usted yo le admiro ese pensamiento optimista siempre como mensaje, incluso después de un poema así de cargado de sentimientos coagulados y cansados... yo vengo a estos blogs suyos porque vieras que me lo contagia, esos sentimientos que vienen de sus mensajes optimistas... me gustan también por otras cosas, pero en general usted me contagia ese noseque que le estoy diciendo... es el sentimiento general de sus blogs... un mensaje fuerte y como con experiencia o fe... me cuesta definirlo en totalidad, pero me gusta...

un abrazo enorme! y una flor imaginaria... y siga escribiendo que quizá me pueda volver una persona optimista y todo si la sigo leyendo...

me excedí, ignóreme un poco.

Andrés A. Villalobos Vargas dijo...

también ignóreme el seudónimo, nunca calza con este tipo de comentarios...

Julia Ardón dijo...

melahuelo:
la flor hermosa.
Gracias.

Anónimo dijo...

Hay cosas que no convienen mujer. Y lo que no conviene no convino y ya...
habrá que descorchar otra botella de vino ( pero con otro!)

Anónimo dijo...

ay julia!ay julia!

Si esto no fuera frecuente, si yo no hubiera descubierto desde hace tiempo que la vida es un dejavù colectivo, te diría que estabas ahí, yo como ella, esperando...él como él...esperando... vos como la narradora..., escribiendo, el miedo como el miedo...enterrándonos.

Estabas ahí, te lo juro que estabas ahí, donde estábamos los dos.

bajamar dijo...

Felíz año preciosa Julia
espero que sea un año mejor que el anterior, con páz, con luz y calor, mucho amor para ti y los tuyos

un gran abrazo

Julia Ardón dijo...

igual para vos, bella!!!

Julia Ardón dijo...

qué increíble eso que decís Noemm
decime vos...